Invierno – Andante con moto
MUSEU PALAU SOLTERRA
De la Iglesia al Auditorio, el itinerario expositivo con el que el Festival de Torroella celebra su 40o aniversario, inicia su recorrido en el Palau Solterra, construido en el siglo XV como residencia de los condes de la villa y actualmente sede de la Fundación Vila Casas.
En este preludio de la exposición, el monje benedictino Anselm Viola, nacido el 13 —o quizá el 14— de junio de 1738 en Torroella de Montgrí, será el anfitrión de Ludwig
van Beethoven, nacido en Bonn el 16 —o quizá el 17— de diciembre de 1770.
Anselm Viola compone su música en Montserrat, adonde llega persiguiendo su irrefrenable deseo de ser músico, mientras que el joven Beethoven se mueve entre Bonn, su ciudad natal, y Viena, su ciudad de adopción.
Uno y otro, en situaciones y entornos diferentes, persiguen un mismo anhelo: crear una música nueva que, sin despreciar la tradición, pueda dar forma a una sensibilidad naciente que acabará haciendo del siglo XVIII un momento de inflexión en la música, como lo es también en el resto de las artes y en la vida social y política de toda Europa.
En Montserrat, Anselm Viola sucede a Benet Julià, músico nacido como él en Torroella de Montgrí, cuando es nombrado maestro de la Escolanía y de la capilla de música. En aquellos años, Beethoven escribe la Cantata por la muerte del emperador Josep II, quizá la obra más significativa de sus años en Bonn.
El Festival ha dedicado conciertos a estos dos músicos que no se conocieron, pero que el azar los habría podido aproximar si atendemos al comentario que transcribe Maria Lluïsa Cortada en su libro sobre el músico de Torroella cuando dice: “A finales de marzo de 1800, el famoso humanista Wilhelm von Humboldt visitó Montserraty escribió a su amigo Goethe: Las celebraciones en Montserrat se caracterizan por una solemnidad especial y son acompañadas por una excelente música religiosa. Enla Escolanía que tiene este monasterio, se han formado también artistas de música profana”.
Es cierto que Goethe y Beethoven no simpatizaron cuando se conocieron; sin embargo formaban parte de un mismo mundo artístico, a buen seguro con intereses y referentes comunes.
El tiempo mantuvo a Viola y Beethoven separados, pero ahora la recuperación de la historia del Festival los acerca y permite que Viola dé la bienvenida a Beethoven en Torroella, una villa presente desde el siglo XIV en la historia de la música.